En un pequeño pueblo rural, vivía la familia Molina, compuesta por los dos padres y nueve hijos. Era una familia de clase humilde, que se dedicaba al cultivo de las tierras y a la ganadería vacuna.
Un día el hijo menor del matrimonio, Fernando Molina, decidió mudarse a la gran cuidad en busca de un nuevo futuro. Lo primero que hizo al llegar a la gran ciudad fue buscar un sitio para dormir. Por suerte el conocía gente en esa ciudad que lo ayudaron no solo a conseguir un lugar para dormir, si no también un trabajo. De este modo fue como Fernando comenzó a trabajar como mecánico en un taller. Después de unos meses Fernando consiguió el suficiente dinero, y obtuvo bastante experiencia sobre este trabajo, por lo que decidió abrir su propia empresa.
Pasado un tiempo, decidió regresar de visita a su pueblo, para saludar a sus padres y hermanos; y compartir con ellos la noticia de su nuevo trabajo. Fue entonces cuando conoció a una hermosa mujer, amiga de una de sus hermanas. El sentimiento fue tan intenso que ambos decidieron seguir sus vidas juntos. De este modo su novia Leticia se mudó con él a la gran cuidad; y al año decidieron casarse y formar una familia.
De este matrimonio nacieron dos lindas hijas, y todos vivieron felices en la gran ciudad.
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